viernes, 29 de junio de 2012

Ruta 609


Hoy os escribo desde en medio de la nada, con la luna en cuarto creciente y en una carretera a oscuras con sólo las luces de la noche como compañía. Es verano pero esta fresco, un viento frío de la sierra sopla silencioso y solo el rápido zumbido de los coches rompe el canto de mil grillos y cigarras. Hay un mujido o dos como contrapunto de la melodía, un sonido cálido que me acompaña a cada paso mientras escribo.

La verdad es que hace siglos que no actualizaba el blog; algo que me permito solo por lo privado de los lectores que aunque me conozcan o me tengan como el loco de las letras, me siguen quedos y callados sin pedir más escritos de los que surgen espontáneamente. Ya me pondré este verano manos a la obra a recuperar el tiempo perdido, y no sólo con el blog, también con lo que he perdido desde que mi reloj dejó de marchar hace más de dos años.

¿Y qué hago escribiendo en medio de una carretera y a oscuras? Buena pregunta, un ligero paseo en soledad que necesitaba. ¿Día malo? En absoluto, de ser así habría corrido a descansar entre las sábanas presto a enfrentarme a las horas de estudio que me esperan mañana. Realmente necesitaba respirar, y es que las sonrisas compartidas te dejan sin aire cuando no tienes más que risas preparadas de antemano. Cuando vives respirando el bullicio de la gente, la intimidad refresca, pero sí, pero el oxígeno puro agota mientras cura. Y es que las horas y causalidad también dieron de su parte. Entre esperar hasta la llegada de lo conocido o aventurarme a una parada desierta he sucumbido ante las delicias de la novedad, del riesgo y emoción de buscarme la vida, y de no saber como y disfrutando el recorrido, de soltarme de la rutina y explorar.

Y aquí estoy, tras dos kilómetros a oscuras, guiándome por el tacto de los pies en la calzada mientras escribo, viendo fantasmas en cada esquina sonar... Pero es que me hacía falta ver el camino desierto, el frío en la piel y el viento removiendo mi cabello; necesitaba alejarme del mundo con un objetivo propuesto y un camino conocido y redescubierto para volver a empezar.

¿Eso lo he tenido siempre? Quizá, pero hoy mi alma lo pedía a gritos, y yo necesitaba soñar.

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